viernes, 22 de julio de 2016

Las cajas negras y la guerra sucia.

“La información es poder” Francis Bacon.

En las luchas por el poder en nuestro país todos los actores utilizan los medios necesarios para obtenerlo o conservarlo, se cita el dicho que dice que “en la guerra y en el amor todo se vale”. El campo mas sucio e inicuo en estos últimos años es sin duda el de la política, los gobiernos y partidos políticos se valen de actos contrarios al honor, la ética y el Derecho para desprestigiar a sus detractores y enemigos políticos, todo por mantener una cuota de poder que al paso de los años es la medida de la corrupción y riqueza a la que aspiran vilmente.

Aunque no es algo nuevo, pues desde la antigüedad ya eran utilizadas estas practicas para desprestigiar a quienes no coincidían con tal o cual ideología o movimiento. “Divide et impera”, frase de dudoso origen atribuida al dictador y emperador romano Julio César, resume la estrategia con la que los gobernantes de nuestra nación y quienes aspiran a serlo nos dirigen y alientan. Su plan consiste en indisponernos a los unos contra los otros.

La elección presidencial de 2006 marca el momento en que se formalizan en el léxico nacional las palabras “guerra sucia” y “campañas negras”. El entonces candidato presidencial Felipe Calderón y su equipo de campaña contratan los servicios del consultor Español Antonio Solá “el rey de la guerra sucia” autor del spot “AMLO un peligro para México” que polarizó a la sociedad y dejo como resultado una dudosa y controvertida victoria del PAN. Desde ese año fue institucionalizada por los partidos la guerra de mentiras y desprestigio

Las nuevas tecnologías y las redes sociales han sido sin duda propagadoras de mentiras, una práctica llamada rumorología, que se trata de filtrar información personal como llamadas telefónicas, mensajes, correos electrónicos, fotos y cualquier situación comprometedora para lograr desprestigiar el honor.  Para lo anterior se valen de métodos de espionaje como la intervención de llamadas telefónicas, redes sociales, cuentas bancarias etc, para recabar toda la información posible para poder chantajear y extorsionar a cualquiera que se oponga a los intereses de quienes ostentan el poder.

El espionaje en algunos países es política de estado, el mayor ejemplo es Estados Unidos quien posee la tecnología y los elementos técnicos y humanos para hacerlo. México no es la excepción, el CISEN es el centro de espionaje que almacena todos los datos de los mexicanos, como preferencias partidistas, religiosas, gustos y en general el patrón de conducta del ciudadano. Los estados y algunos municipios ilegalmente tienen sus propios aparatos de inteligencia, los cuales utilizan para monitorear la vida personal de la clase política y empresarial local. El propósito es almacenar en “cajas negras” información para extorsionar, chantajear o simplemente desprestigiar a sus oponentes, violando sin número de delitos.


En nuestro país poco se castiga esta práctica, son casi inexistentes las consignaciones ante jueces por el espionaje. Como sociedad debemos reprobar estas conductas delictivas. Debemos de exigir que se investiguen y se castiguen, además de erradicarlas de las campañas políticas y de la vida política del país.
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